kanthari

Unity in the absence of calamity means working together and collaboration

Corona Blog 23.10.2020

Unidad en ausencia de calamidad

Por Chacko Jacob

La entrada de blog del 24.04.2020 hablaba de la increíble forma en la que todos los pilares de la sociedad se unieron para hacer frente a la actual crisis del Coronavirus. Organismos gubernamentales, organizaciones sin fines de lucro, filántropos, ciudadanos desinteresados, corporaciones, etc., se unieron para mitigar la enorme amenaza existencial que representa la pandemia para los grupos vulnerables. Muchas ONG dejaron de lado su trabajo regular (principalmente debido a las regulaciones de salud y al confinamiento) para apoyar el trabajo de socorro. Un ejemplo fue aquel del ambientalista Ragunath Veeravel (graduado en 2019), fundador de Aaranya, quien proporcionó alimentos a los pueblos tribales y trabajadores migrantes que luchaban por llegar a fin de mes. Su historia es una de muchas entre nuestros alumnos.

Gouri Sankar, fundadora de an-anya, una organización que trabaja para niños marginados, Sadhana Nayak, quien fundó Sadhan, trabaja en la capacitación de medios de vida para mujeres marginadas; Jyotshna Das, fundadora de Janamangal, apoyó la prohibición del alcohol durante el cierre para reducir la incidencia de violencia doméstica; Samuel Odwar, fundador de Thumbs up academy que apoya a niños discapacitados en Gulu, Uganda.

Omona Innocent, fundadora de Lighta, apoya a los huérfanos del sida en Uganda; Miatta, fundadora de LEEMAH, que empodera a ex trabajadoras sexuales en Liberia y Ruang, fundadora de Hinghoy Noi, que trabaja para niños y jóvenes marginados en Tailandia. Hasta la fecha, todos ellos y muchos otros kantharis, pudieron y continúan haciendo uso del fondo de emergencia de Kanthari, financiado por lectores generosos que se convirtieron en partidarios como usted, para apoyar a más de 6000 personas en todo el mundo. En nombre de todos, ¡GRACIAS por su apoyo!

Estamos de acuerdo en que, durante las crisis todos nos unimos: ONG, gobiernos y ciudadanos por igual. Hacemos lo que hay que hacer. Pero, ¿qué pasa con los “tiempos normales” en los que no hay una pandemia furiosa, ni ninguna calamidad natural? ¿Está todo bien y elegante? ¿Ya no necesitamos ONG, organizaciones sin fines de lucro u organizaciones voluntarias? Se puede argumentar que los “tiempos normales” nunca existen. Siempre hay crisis, solo que ocurren más entre los sectores de la sociedad que fácilmente se pasan por alto. Personas cuyos derechos están siendo desatendidos, sus vidas desvalorizadas y que enfrentan una barrera a cada oportunidad que algunos de nosotros no tenemos que pensar dos veces.

Cada kanthari representa algo. Ese algo podría ser:

–  Igualdad de acceso a la educación para los hijos de los presos (Raja, GNE),

– Acceso a espacios de aprendizaje creativo para niños en áreas rurales (Abhijit, Project DEFY),

–  Prevención del suicidio entre los jóvenes de la India (Sherin, Let’s Live),

–  Una vida digna para los ancianos sin hogar en Pondicherry (Anumuthu, Snehan),

–  Igualdad de acceso a las oportunidades para los niños dalit (Bharath, Mudita)… y la lista continúa.

Los agentes de cambio persiguen la mejora de las vidas de los marginados, la prevención como la mitigación del sufrimiento y la conservación del medio ambiente que todos compartimos.

El tan comentado ‘índice de facilidad para hacer negocios’ clasifica a los países según varios subíndices que indican la claridad de las regulaciones, la protección de los derechos de propiedad, el acceso al crédito, etc. Me pregunto cómo se vería tal clasificación si se hiciera para el sector social. ¿Qué tan fácil es para una organización sin fines de lucro en su país de origen concentrarse completamente en su misión, en lugar de pasar por el aro entorno a regulaciones complejas con respecto a la iniciación, la financiación y las operaciones diarias?

El sector social puede no ser perfecto, sí, seguramente hay casos de corrupción, abuso de poder y malos motivos. Pero todo verdadero generador de cambios sociales estaría de acuerdo en cumplir con las regulaciones y el monitoreo de la rendición de cuentas. Lo que no ayuda son las regulaciones que perjudican a las organizaciones sin fines de lucro que están haciendo un trabajo bueno y honesto que es esencial para sus beneficiarios.

Nuevamente, todos abogamos por un cambio positivo: hacia una sociedad más igualitaria, inclusiva y solidaria. Este es un trabajo que no es egoísta ni lucrativo. No debe limitarse, sino que los gobiernos de todo el mundo deben buscar oportunidades de colaboración.

La mayoría de las veces deseamos los mismos objetivos y estamos dispuestos a trabajar duro para realizarlos; y la forma en que manejamos los desacuerdos muestra la salud de la democracia de una nación. Ni el gobierno, ni el sector social deben guiarse por el miedo y la desconfianza. Esto solo serviría como barrera para el cambio positivo. Dado que ambos sectores existen para el mejoramiento de la sociedad, necesitan identificar sus propias limitaciones y llegar al otro, para que juntos se pueda maximizar el impacto positivo.

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